Rol de directorios en la sustentabilidad

Luis Hernán Paúl

Es un hecho indiscutible que el tema de sustentabilidad ha venido tomando creciente importancia en el mundo empresarial en el último tiempo. Sin embargo, pareciera que en Chile este tema todavía no es ampliamente comprendido. Si bien hay compañías que entienden y tienen una visión constructiva sobre lo que involucra ser una empresa sustentable, también hay otras que ven la sustentabilidad con cierta suspicacia en gran medida porque interpretan que ésta choca con el objetivo de la creación de valor para los accionistas.

Pero hay personas, entre las que me incluyo, que pensamos que la creación de valor para los accionistas no deja de ser un objetivo fundamental para las empresas que buscan la sustentabilidad.

El incorporar la sustentabilidad en la visión de los negocios, eso sí, obliga a las empresas a poner mucho mayor atención en las condiciones bajo las cuales puede lograrse el objetivo de la creación de valor para los accionistas y a considerar en forma más explícita los intereses de los demás stakeholders de las empresas. Asimismo, la sustentabilidad involucra poner atención no tanto en los resultados financieros de corto plazo sino que ampliar la visión y considerar también los efectos que pueden generar las decisiones y acciones adoptadas en el presente en los resultados financieros y el valor de la empresa a mediano y largo plazo.

Esta visión de los negocios, tengo la impresión, ha venido siendo asumida por cada vez más empresas en los últimos años, lo que se refleja en el hecho de que cada vez es más común toparse con compañías cuyos directorios y/o administraciones están preocupadas de ver cómo iniciar el proceso para manejar sus negocios de forma sustentable.

Mi sugerencia a estas empresas es partir midiendo el nivel en que se encuentran en las diversas dimensiones que involucra la sustentabilidad en base a un estándar ampliamente reconocido para el efecto. En el caso de las empresas de cierto tamaño para arriba, el Dow Jones Sustainability Index es una buena opción que cuenta con una metodología bien estandarizada para hacer dicha medición. En el caso de las empresas medianas y pequeñas lo usual es utilizar otros estándares más ad-hoc a su realidad, siendo el de las empresas B una opción válida.

Una vez que una compañía cuenta con un diagnóstico que identifica las áreas y dimensiones de la sustentabilidad en las cuales enfrenta mayores deficiencias, la recomendación es desarrollar una estrategia o plan para realizar la transformación requerida. Me refiero básicamente a definir las áreas y dimensiones donde se centrarán los esfuerzos a realizar, las iniciativas concretas de soporte que se efectuarán y las metas que se espera alcanzar a mediano y largo plazo.

Una buena práctica es guiarse por el criterio de la materialidad a la hora de escoger las áreas e iniciativas donde se pondrá la atención, las que normalmente terminan siendo aquellas que son más valiosas para los stakeholders. Otra buena práctica es establecer un presupuesto especial para las iniciativas de sustentabilidad para efectos de que no aparezca como que los recursos financieros que se pueden destinar a estas iniciativas no están limitados.

Se trata de un proceso que involucra finalmente mucho más que contar con una estrategia, objetivos, iniciativas, indicadores y metas para lograr el cumplimiento de ciertos estándares. Se requiere en realidad efectuar un cambio cultural importante. Ahora, si bien puede darse que inicialmente la preocupación surja de un grupo pequeño de personas dentro de la organización, lo cierto es que es fundamental que toda la organización termine alineándose.

Por lo mismo estamos hablando de un tema frente al cual es indispensable que el directorio adopte una posición y, si opta por avanzar, apruebe la estrategia o plan a seguir y le de seguimiento en forma regular a su implementación.

Personalmente es un camino que recomiendo fuertemente seguir, el cual genera enormes beneficios para el bienestar de las empresas.